sábado, 31 de enero de 2015

Duele por el simple hecho de doler...

Si vives, sueñas. Duele por el simple hecho de doler. Duele porque tu mente no es capaz de parar y sigue saboreando lo que jamas podrás tener. Son contradicciones en pesadillas y lágrimas en sueños. Son deseos que si te paras a pensar dos veces, realmente no deseas. Y me pregunto... ¿por qué elegimos con el corazón y no con la mente? ¿Por qué es tan difícil dejar de pensar por un momento y hacer borrón y cuenta nueva? Me siento estúpida tan solo al pensarlo, se me aprieta el corazón y siento culpa por mis sentimientos. Pero entonces intento reflexionar y decirme a mi misma que todo está bien, que mis emociones no son erróneas, que si sé donde parar, mis acciones serán correctas. Pero... ¿cómo saber cuando parar? ¿Cómo saber si quiera si he de empezar?...

Es como tener dos caminos: uno es el olvido, fácil, directo y seguro. Otro es atreverse sabiendo que hay más posibilidades de terminar mal que bien, pero y si...se repite en mi cabeza una y otra vez "y si...?" aún sabiendo que no merece la pena arriesgar. Solo son mil pensamientos a la vez, como una gran tormenta en mi mente, como millones de estrellas deslumbrándome por su luz y quemándome por su calor al mismo tiempo. Supongo que eso es lo que necesito, tiempo. Y algo de seguridad, porque nadie me ha demostrado lo suficiente todavía como para arriesgarme a niveles tan altos, y menos en este caso. Así que, si consiguiera esa seguridad en mi misma esperaría a que alguien llame a mi puerta y no estaría todo el día en la ventana buscando al adecuado, porque el adecuado llegue, sin avisar, no se busca.

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